Quienes pueden renunciar a su libertad esencial para obtener una pequeña seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad.
- ¡Tu robas las almas de los hombres y los conviertes en tus esclavos! - Tal vez podría decirse lo mismo de las religiones...
Ahora sois Templarios. Los secretos y auténticos legisladores del mundo. Por favor, ¡tended vuestras manos! Tomad nota de nuestro objetivo. Guiar a las almas perdidas hasta el camino de la calma. Guiar los deseos perdidos y calmar los corazones apasionados. Guiar las mentes perdidas a ideas seguras y sobrias. Que la luz del Padre del Entendimiento nos permita comenzar.
Nos dirigimos, en primer lugar a todos aquellos quienes con discernimiento rechazan su propia voluntad y desean de todo corazón, servir a su rey soberano como caballero; llevar con supremo afán, y permanentemente, la muy noble armadura de la obediencia. Y por tanto, nosotros os invitamos, a seguir a los escogidos por Dios de entre la masa de perdición y a quienes han dispuesto, en virtud de su sutil misericordia, defender la Santa Iglesia, y que vosotros anheláis abrazar por siempre.
- Altaïr: Lo que no entiendo es, ¡¿por qué?! - Al Mualim: ¿No es obvio? Los Templarios desean el control. (…) sin el Fruto nunca conseguirán su objetivo. Y de momento lo tenemos nosotros… - Altaïr: ¿Qué es? - AlMualim: Es la tentación. (…) El hombre que lo tiene domina la mente y los corazones de todo el que lo mira, el que lo “prueba” dicen. - Altaïr: ¿Qué es lo que quieren? - Al Mualim: Ciudadanos perfectos. Soldados perfectos. Un mundo perfecto.
- Al Mualim: ¿Por qué luchamos los Asesinos? - Altaïr: Por la paz, ante todo. - Al Mualim: Sí, ante todo. Pero no basta con abolir la violencia que el hombre comete contra otros. También hay que lograr la paz interior.
- Altaïr: Un último favor, Niccoló. LLévatelas contigo y protégelas. Escóndelas si fuera necesario. - Niccoló Polo: ¿Artefactos? - Altaïr: En cierto modo. Son llaves. Cada una imbuida con un mensaje. - Niccoló Polo: ¿Un mensaje... para quién? - Altaïr: No sé, me temo.
Cuando era muy joven, fui tan estúpido de pensar que nuestro credo pondría fin a todos estos conflictos. Ojalá hubiera conseguido ser más humilde para pensar que ya había visto suficiente en mi vida. He cumplido mi parte.
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- Altaïr: Has corrompido todo lo que representamos, y perdido todo el terreno ganado. Todo sacrificado en aras de tu propio rencor. - Abbas: ¡Y tú has desperdiciado tu vida mirando ese Fruto, soñando con tu gloria! - Altaïr: Es cierto, Abbas. He aprendido mucho de ese Fruto. Sobre la vida y la muerte, el pasado y el futuro. Déjame mostrártelo... - Abbas: Jamás te perdonaré, Altaïr. Las mentiras que contaste sobre mi familia, mi padre. La humillación que sufrí. - Altaïr: Pero no eran mentiras, Abbas. Tenía 10 años cuando tu padre vino a verme. Él lloraba, suplicando perdón por traicionar a mi familia. Y entonces se rajó el cuello. Vi consumirse su vida ante mí. Es una imagen que nunca olvidaré. - Abbas: No. - Altaïr: Pero no era un cobarde, Abbas. ¡Recuperó su honor! - Abbas: Espero que haya otra vida después de ésta. Lo veré entonces y sabré la verdad de sus últimos días... Y, cuando llegue tu hora, te encontraremos, y entonces ya no habrá más dudas.
- Altaïr: Decís que esos hombres son crueles. ¿Han alzado alguno su hoja contra un inocente? - Asesino : Sí. me temo. La brutalidad parece ser su única afición. - Altaïr: Entonces morirán, pues han puesto en peligro la Orden. Pero los que aún vivan según el credo serán perdonados. - Asesino : Puedes confiar en nosotros.
- Altaïr: Agua - Asesino 1: Claro. Siéntate. - Altaïr: Muchas gracias. - Asesino 4: ¿Qué te trae por aquí, anciano? - Altaïr: Compadeced a Abbas, mas no os burléis de él. Ha sido huérfano casi toda su vida, avergonzado del legado de su familia. Ansía desesperado el poder, porque se ve impotente. - Asesino 3: Es nuestro mentor. A diferencia de Al Mualim o Altair, no nos ha traicionado. - Asesino 1: Tonterías. Altaïr no era ningún traidor. Fue expulsado. Injustamente. Eres... Eres tú... Había oído rumores, pero no me los creía. - Altaïr: Me pregunto si podría hablar en persona con Abbas. Ha pasado mucho tiempo. - Asesino 3 : Imposible. Los fedayines de Abbas nos mantienen fuera del castillo. - Asesino 4 : Menos de la mitad de los guerreros son Asesinos de verdad. - Altaïr: Y, ¿por dónde empiezo?
- Asesino 1: Dicen por ahí que grita en sueños, llamando a su padre. - Asesino 2: Abbas. Que tipo más miserable. - Asesino 3: No somos quiénes para juzgarlo. - Asesino 4: Claro, por supuesto que sí. Si nuestro señor se ha vuelto loco, querría saberlo.
- Al Mualim: ¿Entiendes por qué los templarios son un peligro? - Altaïr: Nosotros luchamos contra la ilusión y ellos la usan para mandar. - Al Mualim: Sí, y para crear un mundo a su imagen y semejanza. Por eso te envié para robar su tesoro. Por eso lo tengo escondido. Por eso los estás matando. Mientras sobreviva uno solo, también sobrevivirá su plan de crear un nuevo orden mundial. Coge tu equipo, busca al último hombre. Cuando muera, Roberto de Sable será por fin vulnerable. - Altaïr: Así lo haré - Al Mualim: Que la paz sea contigo, Altaïr.
Mamá se rió cuando le pregunté por ello. No hay escapatoria, dijo. Bueno, elegimos que batallas librar. Hay muchas para escoger….
¿Ésa es la respuesta de nuestro Credo, que una misma cosa puede ser dos cosas opuestas y al mismo tiempo? ¿Y por qué no? Yo mismo soy la prueba.
Mostrar frase (contiene spoilers) Assassin's Creed - Malik: Cruzados y sarracenos... ¿luchando juntos? - Altaïr: son algo más, Templarios. El Rey Ricardo cree que cuenta con su lealtad, pero sólo obedecen a Roberto de Sable. (…) Luchan por la Paz