Estamos limitados por nuestras experiencias; son la prisión de nuestra conciencia. Pero, al final, el alma humana siempre buscará la verdad.
- Desmond: Oh, me pregunto a quien tendré que matar hoy. - Vidic: ¡No sea arrogante! Sus antepasados tenían casi la idea correcta, Sr. Miles. Si con la muerte de unos pocos (que además eran malvados) se podían salvar la vida de miles, bien… parece un pequeño sacrificio. - Desmond: ¿Qué quieres decir con “casi”? - Vidic: ¡Ellos no iban muy lejos! Para usar una analogía manida, la corrupción es como el cáncer. Si cortas el tumor, pero no tratas la causa… bien, como mucho estás consiguiendo tiempo. No hay un cambio verdadero sin una generalizada, sistemática intervención. - Desmond: Quimio para las masas. - Vidic: Educación. Re-educación, para ser exactos. Pero no es fácil. Y no siempre funciona.
- Garnier de Naplouse: Por fin descansaré. Sí. El sueño eterno me espera. Pero antes de cerrar los ojos debo saber qué les pasará a mis hijos. - Altaïr: ¿Las víctimas de vuestros crueles experimentos? Ahora serán libres para regresar a sus casas. - Garnier de Naplouse: ¿Casa? ¿Qué casa?, ¿las cloacas?, ¿los burdeles?, ¿las mazmorras de las que los trajimos? - Altaïr: Os llevasteis a esa gente contra su voluntad. - Garnier de Naplouse: Sí. Contra la poca voluntad que les quedaba. ¿De verdad eres tan ingenuo? Le das la razón a un crío solo porque llora y te dice: "déjame jugar con el fuego, papá". Acaso le contestas: "Lo que tú quieras". No, porque si se quema será culpa tuya. - Altaïr: No son niños. Son hombres y mujeres adultos. - Garnier de Naplouse: De cuerpo, tal vez. Pero no de mente. Ése es el daño que intento reparar. (…) Mis guardias son la prueba. Estaban locos, trastornados, hasta que les liberé de la prisión de sus propias mentes.(…) - Altaïr: ¿De verdad creéis que los ayudáis? - Garnier de Naplouse: No se trata de lo que creo. Se trata de lo que sé.
Todos a los que quería me han dejado o han muerto, todos... excepto tú. Así que no digas que estaría más segura con otro porque estaría más asustada.
Mi experiencia me dice que solo hay dos razones para estar nervioso... o se es un cobarde, o se tiene algo que ocultar.
La responsabilidad es una carga muy pesada. Por eso siempre se someten tan rápido en cuanto alguien asume el mando. Lo ansían.
- Altair: ¿Y los otros? Pensaban hacer con sus ciudadanos lo mismo que hacía Garnier. - Al-Mualim: Ciudadanos perfectos. Soldados perfectos. Un mundo perfecto.
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- Altair: Sólo una mente libre de impedimentos es capaz de atisbar la caótica Belleza del mundo. Éste es nuestro activo. - Maria: ¿Pero es el caos algo a celebrar?, ¿es el desorden una virtud? - Altair: Nos presenta desafíos, sí, pero la libertad ofrece mayores recompensas que la alternativa. El orden y la paz de los Templarios requiere servilismo y encarcelamiento. - Maria: Hmm, conozco el sentimiento.
Orden. Propósito. Sentido. Solamente eso. Son los tuyos los que confunden con esas tonterías de la libertad…
Quienes pueden renunciar a su libertad esencial para obtener una pequeña seguridad temporal no merecen ni libertad ni seguridad.
- ¡Tu robas las almas de los hombres y los conviertes en tus esclavos! - Tal vez podría decirse lo mismo de las religiones...
Ahora sois Templarios. Los secretos y auténticos legisladores del mundo. Por favor, ¡tended vuestras manos! Tomad nota de nuestro objetivo. Guiar a las almas perdidas hasta el camino de la calma. Guiar los deseos perdidos y calmar los corazones apasionados. Guiar las mentes perdidas a ideas seguras y sobrias. Que la luz del Padre del Entendimiento nos permita comenzar.
Nos dirigimos, en primer lugar a todos aquellos quienes con discernimiento rechazan su propia voluntad y desean de todo corazón, servir a su rey soberano como caballero; llevar con supremo afán, y permanentemente, la muy noble armadura de la obediencia. Y por tanto, nosotros os invitamos, a seguir a los escogidos por Dios de entre la masa de perdición y a quienes han dispuesto, en virtud de su sutil misericordia, defender la Santa Iglesia, y que vosotros anheláis abrazar por siempre.
- Altaïr: Lo que no entiendo es, ¡¿por qué?! - Al Mualim: ¿No es obvio? Los Templarios desean el control. (…) sin el Fruto nunca conseguirán su objetivo. Y de momento lo tenemos nosotros… - Altaïr: ¿Qué es? - AlMualim: Es la tentación. (…) El hombre que lo tiene domina la mente y los corazones de todo el que lo mira, el que lo “prueba” dicen. - Altaïr: ¿Qué es lo que quieren? - Al Mualim: Ciudadanos perfectos. Soldados perfectos. Un mundo perfecto.
- Al Mualim: ¿Por qué luchamos los Asesinos? - Altaïr: Por la paz, ante todo. - Al Mualim: Sí, ante todo. Pero no basta con abolir la violencia que el hombre comete contra otros. También hay que lograr la paz interior.
- Altaïr: Un último favor, Niccoló. LLévatelas contigo y protégelas. Escóndelas si fuera necesario. - Niccoló Polo: ¿Artefactos? - Altaïr: En cierto modo. Son llaves. Cada una imbuida con un mensaje. - Niccoló Polo: ¿Un mensaje... para quién? - Altaïr: No sé, me temo.