Si las armas peligrosas son la base de los ataques sorpresa y el juego sucio... Entonces Karma-kun es un alumno sobresaliente.
¿Nunca has sentido nada igual? Cuando hablan mal de alguien te ofende como si te hubieran a ti misma o incluso te sientes aún peor que cuando te atacan a ti, ¿no sientes por nadie algo así?
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- Tet: ¡Vamos, no me creo Dios, soy Dios! - Sora: ¿Ah, sí? Tienes buen gusto. Nuestro Dios se niega a mover el culo, debería aprender algunas cosas de ti.
Mientras caminaba sin rumbo alguno por las calles de Kiyamachi, bajo la cornisa de una casa. Fije mi atención en una anciana que emitía una suerte de aura macabra. Esta aura era sin igual y, pensándolo lógicamente, es imposible que una criatura similar a una pitonisa no emita un aura como la que estoy describiendo.
Si aún... Sienten ese fuego en su interior, aunque sea un poco, no se rindan. Sigan bateando. Tanto como puedan. No lo hagan solo por el equipo. Háganlo por ustedes mismos.
Que inmaduro. El pequeño intentaba protegerte, ¿y qué es lo que haces? ¿Piensas que puedes manejar esto tú sólo? ¿O lo resuelves usando la violencia contra esas mujeres, como ayer? Si hay algún lugar en donde prefieras estar, puedes irte cuando quieras.
- A mí... Me gusta mucho mi yo actual. Aunque desde tú punto de vista probablemente yo sea una vergüenza a quien solo permiten hacer papeles odiables. Al encontrarme con este trabajo, mi estrecho mundo se expandió. Las experiencias y las conexiones con las personas, todo eso me brinda fuerza. Si fuera la de aquella época en que vivía en Kyoto no habría considerado ni por error intentarlo. Estoy agradecida con todos los eventos que me permitieron encontrarme con este trabajo. - Eso suena... Como si dijeras que también te sientes agradecida con Shou-kun. - Por supuesto... Aunque con quien estoy más agradecida es contigo. Muchas gracias... Por haberme traído al mundo...
En serio... Me gustan los brazos fuertes de Naruse, me gusta la voz de Naruse diciendo mi nombre. Me encanta su mullido y desordenado cabello que sobresale por todos lados como el de un gato. Su rostro dormido... Ademas, que él es como un niño. Me gusta, todo me gusta. Y ademas, su franqueza y también sus ojos marrón oscuro que están constantemente mirándome... Ya me he enamorado tan profundamente de él que no quiero dárselo a nadie más.