Helena: No puedo creerlo. Leon: Pues acostúmbrate, es o ellos o nosotros, y no dudes. Helena: Es peor que una pesadilla.
Leah: Es increíble, me recuerda a cuando buscaba artefactos con el tío Deckard. Canalla: Es una suerte que hayas madurado. Leah: Sí, ya que tú no lo has hecho.
Leah: Antes me gustaba viajar y ver mundo. Cazadora de demonios: Pero ahora lo cubre una sombra. Leah: Sí, ya no es lo que era.
Cazadora de demonios: No paras de hablar de mujeres, ¿cuántas has dejado atrás? Canalla: Suficientes para saber que quiero más.
Fue aquí donde naciste, y aquí morirás, porque nadie entrará jamás en el Refugio 101, ni tampoco saldrá...
El apocalipsis no fue mas que un prólogo de otro capítulo sangriento en la historia de la humanidad, porque el hombre logro destruir el mundo, pero la guerra... no cambia nunca.
La guerra, la guerra no cambia nunca. Desde los albores de la humanidad, cuando nuestros antepasados descubrieron que podían matar con rocas y huesos, se ha derramado sangre en nombre de Dios, de la justicia, o simplemente de la rabia psicótica.
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Cazadora de demonios: ¿Te educaron para ser un templario? Templario: No. Nuestras escrituras dicen: "Igual que el granjero siega el trigo, la orden cosecha y purifica las malas hierbas". Cazadora de demonios: Mi iniciación fue más informal. Me preguntaron si quería cazar demonios y dije que sí. Templario: Sería más sencilla, sí, pero tu orden mata a los monstruos. La mía los redime.
En este mundo, los débiles sucumben a la codicia. Pero sus crímenes no quedarán sin castigo. Pues los hechiceros vigilan. Son ellos quienes imparten el castigo a los culpables. Quienes matán en nombre de la justicia.
Fue la primera vez que la vi sonreir. Le dije que tenía mejor aspecto cuando estaba enfadada. Casi me mata por decirlo. Pero como iba a saber... Que no la volvería a ver sonreir. Y aún peor... El recuerdo de su sonrisa me perseguiría para siempre.