Ningún hombre es esclavo de nadie. Ningún hombre ha nacido para ser esclavo a los opresores. Aquellos que sufran la injusticia, pero no tengan miedo de corresponder con justicia. Todos somos dueños de nuestras almas. Hay que comenzar con la frente alta en presencia de otros.
Estaré de acuerdo en no revelar mi verdadera identidad a Anis, pero tendrás que darme algo a cambio Kaede-kun. Todo lo que tienes que hacer es ser mío.
Yo no entiendo a la gente que no puede sentirse orgullosa con sus posiciones, sin obligar a otros a postrarse ante ellos.
Si alejo sus sentimientos de ti y los guardó sólo para mí, entonces me pregunto si quizás me vuelva igual que tú, Anis.
¡Fuiste sumergida por el bien de su riqueza y prosperidad! ¡Qué codiciosos y sucios son los seres humanos!
Sin duda, es agradable escuchar el respeto pagado y expresar la gratitud, pero no me gusta la clasificación y el ordenamiento de los seres humanos. No puedo soportar saludar a alguien y ni siquiera ser capaz de ver su cara. Yo entiendo la necesidad de normas de decoro y decencia en una sociedad, pero al inclinarse al ver la gente y arrodillarse ante los demás deja un mal sabor de boca.
Por mas que no me caiga bien. Por mas que sea mi enemigo, yo nunca podría llegar a odiar a alguien al ver que se esfuerza tanto por lograr sus objetivos.
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Cada uno es responsable de sus acciones y ha de pagar los crimenes que ha cometido. Da igual cuanto intente proteger al culpable o que encubra el hecho de que haya cometido un crimen. Además, no importa cuales sean los motivos que le han llevado a cometer el asesinato.
Las personas eventualmente mueren. Es sólo que el tiempo de tu partida se ha acelerado un poco. Acepta tu destino.
No puedes llamar un sueño, si tú misma no trabajas en él, no puedes seguir los sueños de otras personas, eso no es justo.
A mi no me hace gracia dejar que una chica me escoja a mí. Prefiero escoger yo la chica a la que dedicar todo mi ser, aunque me sea imposible.
En un campo muy extenso, se encuentra nuestro fuerte. Esa es nuestra base secreta... allí unimos nuestras manos. Fue allí donde juramos defender a la tierra de todo enemigo para mantener la paz.
Transformar las palabras en poemas es tan natural como el sonido de las aves o de los animales. Mientras haya pasión, hasta la mas pequeña frase puede sonar como un ardiente poema.
Todos deberían hacer lo que quisieran con sus vidas, y después, decirle al tipo de la par, “Hice lo que pude, ahora es tu turno”. “Si no lo acabas, vendré a patearte el trasero”. ¿No consiste en eso el trabajo en equipo?