- Altaïr: Has corrompido todo lo que representamos, y perdido todo el terreno ganado. Todo sacrificado en aras de tu propio rencor.
- Abbas: ¡Y tú has desperdiciado tu vida mirando ese Fruto, soñando con tu gloria!
- Altaïr: Es cierto, Abbas. He aprendido mucho de ese Fruto. Sobre la vida y la muerte, el pasado y el futuro. Déjame mostrártelo...
- Abbas: Jamás te perdonaré, Altaïr. Las mentiras que contaste sobre mi familia, mi padre. La humillación que sufrí.
- Altaïr: Pero no eran mentiras, Abbas. Tenía 10 años cuando tu padre vino a verme. Él lloraba, suplicando perdón por traicionar a mi familia. Y entonces se rajó el cuello. Vi consumirse su vida ante mí. Es una imagen que nunca olvidaré.
- Abbas: No.
- Altaïr: Pero no era un cobarde, Abbas. ¡Recuperó su honor!
- Abbas: Espero que haya otra vida después de ésta. Lo veré entonces y sabré la verdad de sus últimos días... Y, cuando llegue tu hora, te encontraremos, y entonces ya no habrá más dudas.
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