Una nueva era se avecina… Cuatro años han pasado desde que las razas mortales lucharon juntas contra el poder de la Legión Ardiente. Ahora, la frágil tregua entre la Horda y la Alianza casi se ha evaporado por completo. Los tambores de guerra resuenan nuevamente entre los vientos…
Los mortales no son dignos de habitar mi reino. La avaricia, la falsedad, el deshonor... son una plaga entre ellos. Del polvo vienen, y en polvo los voy a convertir.
La esencia de cada mundo, cada hechizo y cada pensamiento es poder. Nada más importa, porque nada más existe.
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En el principio, el Todopoderoso creó a los mortales. Luego vinieron los Celestiales. Su larga vida, sus graciosas alas y los halos sobre sus cabezas dan testimonio de su superioridad. Los Celestiales son un don del Todopoderoso otorgado a los débiles y torpes mortales para guiarlos y protegerlos.
"¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Si hay alguien, que conteste, por favor, muéstrate". Así, las voces de los mortales suplican con la esperanza de demostrar nuestra existencia... ¿Cuánto tiempo hemos cuidado de su reino? ¿Desde cuándo existimos nosotros, los Celestiales?