Sabes, cuando leo un libro o veo un cielo estrellado o lo que sea, algunas veces también yo siento algo... profundo, como un... rayos, no sé cómo describirlo. Pero al instante que trato de ponerlo en palabras siento que pierdo algo, no se siente igual de real, igual de verdadero que como se sentía dentro de mi cabeza. Se siente un poco falso. ¡Maldición, incluso lo que acabo de decir se sintió falso!
Creo que quiero a alguien que vea qué hay dentro de mí. No de la manera que los doctores o asesinos en serie lo hacen.
Cada gota de lágrima, sangre y sudor que sale de ti, será una nube. Toda el agua dentro de tu cuerpo también, irá hacía allá arriba en algún momento después de que mueras. Aunque puede tomar algo de tiempo.
Ya sabes como es ella, solo habla, habla, habla sobre nada por horas. Es como si su cabeza estuviera echa de gelatina de espuma de baño con aroma a goma de mascar.
- Nos sigue uno. - Ah, ¿quiere bailar? Bailemos entonces. - Un nuevo pretendiente. - No es fácil ser tan popular estos días.
- Un camino extraño. Habrá guardias protegiéndolo. - Quizás seamos afortunados. - Quizás seas optimista.
¡Feminista! Mujeres no, feministas. Hay una diferencia. Hay mujeres no feministas. Maldición, tu discriminación es increíble. Correlación no es igual a casualidad. Aunque ella esté loca y sea mujer, no significa que sea una mujer loca y feminista.
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He oído rumores, pero hace tiempo que aprendí a formarme mis propias impresiones. Hay demasiado espacio para la interpretación en las opiniones ajenas.
El credo de la hermandad de los asesinos, nos enseña que no hay nada prohibido. Antes creía que eramos libres para hacer lo quisiéramos, para seguir nuestros ideales a toda costa. Ahora lo entiendo, no sirve para dar permiso... el credo es una advertencia. Los ideales dan paso a dogmas, dogmas que se convierten en fanatismo. Ningún poder supremo puede juzgarnos. Ningún ser superior nos vigila para castigarnos por nuestros pecados. Al final, solo nosotros podemos defendernos contra nuestras obsesiones. Nosotros decidimos si el peaje de nuestro camino es demasiado caro. Nos creemos salvadores, vengadores o redentores. Llevamos la guerra a quienes se oponen a nosotros y ellos nos la devuelven. Soñamos con dejar nuestra marca en el mundo... Incluso dando nuestras vidas en conflictos sobre los que nadie escribirá en los libros de historia, lo que hacemos y lo que somos, empieza y termina en nosotros mismos...