- Me irrito cuando estás cerca. No entiendo por qué te involucras conmigo,
y por qué tu actitud no ha cambiado después de todo lo que te he dicho.
- Yo tampoco sé porque. Es divertido, pero no sé porque es divertido.
- ¿Entiendes que soy anormal?
- Sí, definitivamente no eres normal.
- ¿Verdad? Entonces deberías aceptar ese hecho. No soy alguien con quien puedas relacionarte de forma normal.
- No importa el que seas normal o no.
- Pero, no puedo ser como tú.
(...)
Debí haberme dado cuenta antes. Ya estoy loco por ella...