- Tatewaki: Oh, sólo me siento un poco incómodo con los huesos de mascotas. - Sakurako: ¿Por qué? Todos son animales domésticos. La única diferencia es que unos se comen y otros son amados como mascotas. - Tatewaki: Pero las personas tendrían recuerdos de que cuidaron de ellos.
Debido a cosas como esa me olvidé completamente de los huesos que habíamos encontrado. Olvidé que los huesos siempre pertenecen a alguien, y que ese alguien tiene una familia.
Puede que definitivamente sólo sea un chico para Sakurako-san. Dado que no le agradan otras personas, y evita la interacción humana, es dudoso que incluso piense en mí como un amigo. Aunque podría contar conmigo un poco más.
Aunque siento que haya hecho una conexión con ella, somos personas muy diferentes. Pensé que sabía eso, pero...
Esto es absurdo. Estoy actuando como un tonto ser humano emocional. Incluso los perros tienen mejor auto-control.
Cuando ocurren coincidencias más de una vez, las personas comienzan a hablar del destino y otras tonterías. Pero mientras que la probabilidad no es cero, por necesidad, cualquier cosa puede suceder. El destino, como concepto, es el epítome de la estupidez.
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Los huesos son estructuras que crecen y se regeneran. Los huesos de los niños pequeños son especialmente extraordinarios en ese sentido. Desde el momento en que se dañan, los huesos comienzan a repararse, para poder ayudar y proteger a su dueño. ¿Eso no suena como un hermoso proceso?
La agonía de la muerte supera el amor, supongo. En una crisis, las personas tratarán de vivir, incluso si eso significa ahogar a otro. Así es el instinto.
El mar es azul, el cielo es azul, y la brisa del océano es la más placentera. ¿Con qué podrías estar insatisfecho?
La muerte real les da una pausa a las personas. Como debería ser. Hasta hace no mucho, yo habría reaccionado de la misma manera. Pero... la conocí a ella. Es por eso...
Al intentar revelar los secretos de alguien, podrian descubrirse los tuyos. Hacerlo lleva un riesgo considerable.