Frases de Shigatsu wa Kimi no Uso

Se fue sin mirar los resultados, como si pasase por naturaleza. ¡Al menos que se alegre un poco! ¡Eso también me irrita!

¡Una estrella brillará encima de ti!

Pero hay una chica que cree seriamente en el poder de la música. Tanto que hasta parece tonta. Por eso decidí que yo también creería en ella.

Después de mucho dudar y sufrir, la respuesta a la que llegué es tan simple que dan ganas de reír.

Manos grandes, ásperas y huesudas... Son manos de pianista. ¿Ves? Las manos se alegran de tocarme. Se mueren de ganas por tocar el piano.

Si empiezas a sentirte deprimido, puedes apoyar la barbilla en tus brazos.
Los brazos se alegrarán de ser útiles.

De vez en cuando dices cosas geniales.

¡Nosotros no nacimos en Europa ni tenemos peinados raros! No somos Chopin.
Basta con que toques sinceramente con todo lo que tienes.

Te gustan los sándwiches de huevo. La leche Moo Moo también.
Aunque no lo parezca, también te gustan los dulces. No eres muy atlético.
No puedes contradecir a Tsubaki y tienes un poco de envidia de la popularidad de Watari. No estás bajo la sombra de tu madre. Tú eres tú.
No me refiero a que sea "típico de ti". Eso es muy ambiguo. Hagas lo que hagas, cambies o no, no importa. Tú seguirás siendo tú.

Ya puedo tocar la canción elegida para el concurso sin mirar la partitura.
Sin embargo... Watari y Tsubaki resplandecían. Y tú... estabas ahí, majestuosamente. ¿Pude entenderla profundamente? ¿Logré hacer mía la pieza musical de Chopin? En la música de la partitura... ¿estoy yo? No lo sé. No lo sé. No lo sé.

Tendré que convertirme en estrella en la preparatoria... Maldición... ¡Maldición, maldición! ¡La próxima vez no pienso perder!

Desde es día... permanezco bajo la sombra de mi madre.

Si hubiese dicho "para" o "espera", quizás las cosas habrían cambiado.

¡No puedo creer que te desmayaras por no comer nada! Y eso que la salud es fundamental.

No pude convertirme en estrella. Te dejo el resto a ti.

No llores, lo hicimos lo mejor que pudimos. Vamos a saludar.

El sonido del silbato... se dispersó por el cielo despejado.

Entonces… ¿Quién eres? ¿Dónde estás? ¿Estás preparado para el viaje?

Tú no eres Beethoven. Por supuesto. Tampoco eres Chopin.