La vida no es fácil para nadie, lo sé, pero tal y como soy ahora, me siento impotente en esta ciudad. No puedo dejar que las cosas sigan así... eternamente.
Cuando mi mente está en el peor estado de ánimo posible, pienso que soy mediocre, pero... si soy mediocre ¿acaso tengo tiempo de mirar al piso?
La fuerza de la ciudad amenazaba con absorberme, y fue ahí cuando me di cuenta de lo débil que me había vuelto, comparado con antes.
Creo que soy un tipo normal, por físico y habilidades. De niño creía que era un genio y en secundaria también, de hecho, ahora también lo piensa veces y aunque soy un buen deportista, no soy el número uno de nada en el club de voleibol. Pero eso no es motivo para que me rinda, ni sirve como excusa.
Llega mucha gente cada uno con sus preocupaciones, grandes o pequeñas... ¿Cuántos de ellos pueden decir honestamente que son felices?
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Puede que sea totalmente estúpido pero es triste que no puedas conocerte a ti mismo sin compararte a lo demás. Y no tengo la confianza para afirmar completamente todo lo que hago y lo que soy.
Quizás lo que quieres es demasiado irreal, y dudas por eso, pero igual se sentirá mejor intentarlo y arrepentirte, que arrepentirte de no haberlo intentado.
La fuerza de una religión depende de su unidad, cuanta mas devoción haya mas fuerte será su dios, no se puede confiar solo en su número.
Ponte a pensar, que no importa cuán pequeñas sean más cosas que acumules... eventualmente te aplastaran.