Me dolía el pecho, pero ver a Yano sonreír mientras hablaba, hacia que se calmase el dolor... Probablemente no quería aceptarlo...La existencia de alguien a quien Yano hubiese amado.
Siempre maldije mi propia vida, la ansiedad y el odio que no pude suprimir, sin embargo cuando me paré a mirar el cielo… Me di cuenta de lo pequeña que soy. Hay un mundo sin fin que se expande delante de mí… La luz filtrándose, e iluminando mi pequeña “yo”. Parecía como si la luz fuera una ducha lavando todos mis pecados… Estaba feliz de haber nacido por primera vez. Debo haber sido feliz… Al final… Al final he conseguido perdonarme a mí misma. Adiós… Mi querida gente
Bueno, no puedes llamarte padre si no te da igual que tu hija sea utilizada como escudo. Pero no puedes llamarte hombre si dejas que el que haga daño a tu hija se vaya de rositas. El deber de un padre no es nada especial, las madres crían muy bien a sus hijos. Aparte de llevar dinero a casa, no sirvo para nada más, lo único que puedo hacer es elogiarla cuando haga algo bueno y sermonearla cuando haga algo malo, así es la cosa. Este puño representa mi deber como policía y como padre pésimo.
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¡No importa si los oponentes son los seres humanos, demonios, o incluso los dioses. Lucharemos por el bien de nuestros amigos heridos!
¡Nuestro enemigo es Tártaros!, son una de las esquinas de la balanza Balam... como Oración Seis y Grimoire Heart... ¡Hemos destruido a ambos antes! ¡Debemos hacer lo mismo con Tártaros! ¡Hagan que se arrepientan del día que nos tomaron de enemigos!
Este reto no es nada interesante, ya que no tengo que esconderme o algo así. Aunque fuera encontrado, nadie sería capaz de golpearme... lo que queda de mi es un recuerdo después de todo...
Hacer que los cielos rujan... hacer hervir la tierra... volver silenciosos los mares. Eso es Sabertooth