- Cálmense un poco, todos están inquietos... - No, no todos. No me agrupes con esos lamentables tipos. - ¿Qué has dicho maldito mocoso? - Tú... Más que otros días, hoy... - Yo no me siento inquieto o algo como eso, ya sea que se trate de una diferencia de 3 o 10 puntos los alcanzaré y los superaré hasta dejarlos tan atrás que ya no pueda verlos... Ganaremos, senpai.
- Es fácil que te gusten las personas, pero, ¿no es más complicado odiarlas? - Sin embargo pienso que hay un montón de personas que son totalmente opuestas. - Vas... ¿Vas a decirme que soy extraño? - No, yo siempre estoy buscando razones para gustar de alguien, siempre estoy tratando de convencerme desesperadamente. Esa forma de pensar que tienes es algo que realmente envidio.
No puedo entregar resultados que hagan felices a todos, hago lo que puedo, cuando puedo, para no arrepentirme despues.
- Pero es justo como lo pensé, no necesitamos una nueva manager. - ¿Qué pasa contigo? Desde antes de ayer has estado yendo sobre eso, no entiendo tus razones para oponerte... - Pero, es como si Yuki-Senpai fuera a desaparecer, de alguna manera odio eso.
Me he dado cuenta. Ser expulsada de la escuela no me matara pero perder el camino de mi vida si lo hará.
Para algunas criaturas vivientes, la victoria es vida y la derrota significa la muerte. Es un ejemplo extremo, pero los humanos poseen ese instinto. Los que conocen el terror de la derrota están hambrientos de vitoria.
Somos la basura de la sociedad, y si no nos arriesgamos en cada oportunidad que tengamos, no seremos más que unos doloridos perdedores.
El hombre susurró en su interior: "No me lo agradezcas, ódiame. Ódiame por haberte convertido en un asesino".
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Sólo hay un hecho que debes comprender plenamente. El hecho de que nunca se puede escapar de nosotros.
Yo fui espíritu de tu madre Leila. Cuando ella murió y fui entregada a ti, me decepcione mucho. Lloras mucho, eres una mocosa, no sabes como funciona el mundo, no eres elegante como lo era ella. Solo lo soporte porque eras hija de ella... Pero de hecho te he odiado todo este tiempo.
Siempre y cuando no te rindas... No necesitas disculparte, mientras te estaba buscando estaba pensado. ¿Qué tal si deja esos papeles otra vez? ¿Qué si no podía encontrarte esta vez? Estaba algo asustada, así que... Verte sentado con la cabeza en alto mirando hacia el futuro... Me hace muy feliz.