Hace poco, tan solo era un niñato despreocupado, un tonto sin rumbo y también un dios... solo me pertenecía a mi.
- Masamune: ¡No! ¿Dónde estabas mirando? - Kinjiro: Ah no, hay algo que yo quiero de allí. - Masamune: ¿Algo que quieres? - Kinjiro: Es algo difícil de comprar... ¿No me lo podrías dar? - Masamune: ¿P-Por qué tendría que hacer eso? - Kinjiro: Si no me lo quieres dar, supongo que tendré que tomarlo yo mismo. - Masamune: ¿No me digas qué...? - Kinjiro: ¡Ah, no hagas eso! - Masamune: ¡¡No!! - Kinjiro: ¿Qué has hecho tan precipitadamente? - Masamune: ¡Cállate, pervertido! ¡¿Cómo me iría a desnudar para ti?! - Kinjiro: ¡¿Desnudar?!
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Cuando bailan las ramas de un árbol, alguna alcanza el fuego. La sombra del fuego iluminará la aldea, y una vez más, las ramas del árbol florecerán.