La imagen de ese hombre, con su cabello suelto y plateado, manchado de sangre; era realmente la de un demonio. El hombre cuyo nombre resonaba entre las filas de los Amanto, infundiendo miedo en todos y cada uno de sus corazones. ¡Sakata Gintoki!
Tienes razón, Shin-chan. Nada bueno obtendremos por proteger este dojo... sólo dolor. Pero rendirnos sería doloroso también. Mantenerlo o deshacernos de el...es igual de doloroso, así que yo prefiero sufrir por mantenerlo.
Tanto tú como yo somos unos bastardos, no pude hacerla feliz, por eso es que me considero similar a ti. Pero no puedo perdonar a un bastardo que prefiere concluir un negocio y dejar que su mujer muera sola.
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Hermana. Dejemos de dejar cosas sin terminar y huir. Es nuestra culpa que se convirtiera en esta clase de monstruo. No importa las consecuencias, abandonamos una vida. Pero todos vieron lo que estas personas hicieron por él. No importa que forma tomó, no lo dejaron ir. No les importó si era un niño, un dios o una mascota. Trataron de protegerlo... como parte de su familia. Tal vez es muy tarde ahora, pero me gustaría convertirme en un miembro de su familia. Es por eso que no huiré más. Tomaré todo en estas manos. Con estas manos, lo detendré...
Cada uno tiene sus defectos e imperfecciones, pero eso es lo que nos impulsa a trabajar juntos... Para compensar esos defectos.
Vi el cielo a punto de llorar, al parecer caí de ahí. Busco entre recuerdos vagos. ¿Soy la primera gota de lluvia que cayó de ese cielo apagado o la última que dejó caer para acabar con su llanto?