Frases de Gintama

¿No es irónico que haciendo un ritual en un país muerto vamos a obtener la inmortalidad?

Sus espadas ya no alcanzan el cielo... No, hace tiempo que se rompieron.

¿No creen que para que inicie la reunión y recibir al quinto jugador fantasma les falta un miembro? Simplemente destruiré esta reunión incomoda.

Me da igual si eres un gorila solitario, sigues siendo el gorila que lidera esta tropa.

Es normal para la gente vivir en la desesperación incluso sin darse cuenta. Puedes perder tu trabajo mañana, puedes no tener nada que comer mañana, puedes tener mañana un malestar intestinal en el medio de una clase en la escuela del templo, con solo un pequeño escurrimiento la puerta a la desesperación puede abrirse fácilmente frente a nosotros.

No sigas, abandona la instalación dañada y despeja las instalaciones inmediatamente.

Ya había escuchado de esto. Las armas que los samurái de la tierra tienen en sus estómagos, dicen que se usan cuando están preparados para suicidarse y su poder rivaliza con la bomba nuclear, ya ve ¿Asi que esa es el arma mortal del samurái? El seppuku.

Al fin llego el momento para liberar mi poder. Hace tiempo que no sentía mi cabeza tan ligera, esto es como si no sintiera mi propio peso corporal por así decirlo, me volví uno con el espacio.

Si usted esta titubeando de preocupación por nosotros, no lo haga. Sabemos que hemos sido hechos por el mejor inventor de Edo.

Tatsugorou, tu eres el jefe de esta ciudad pero después de entrometerte con toda la gente de esta ciudad, tratas de que otras personas se queden con la mujer que amas, no seas sinvergüenza.

Si el elefante protege indudablemente su territorio, las hormigas sencillamente serán pisoteadas por el elefante, incluso un Yakuza tan loco como yo no haría ese tipo de apuesta.

¡No es Zura, es Katzura!

¿Nunca se preguntaron por qué tenenos dos manos?

Todos tratan de proteger lo que quieren proteger.

La vida es muy corta, para pasársela lamentándose los errores del pasado.

Yo lo único que quiero... es darle a la mujer que quiero la felicidad que se merece.

Como lo pensaba, deberían haber muerto aquel día.

Grabate tu también a fuego el rostro que tu ojo vera por última vez, ya sea mi rostro o el suyo.

Hoy puedo ignorar mi deber y dedicarme a mi afición. Olvidense de la cárcel, los enviaré directo hacia el infierno.

Lo siento por ti, ninguno de ellos morirá. Porque yo seré el que mate a ambos.