Frases de Saint Seiya

Lo único que necesita el mal para triunfar, es que la gente buena no haga nada.

Tal vez mientras perseguía a alguien también involucré a inocentes, pero esto también es parte del precio de la persecución del mal. En la guerra tampoco lanzan las bombas evadiendo a las mujeres y los niños, ¿no es así? Esto es lo mismo...

No hay un sólo hombre que haya muerto sin haber cometido errores en su vida. Pero mediante la muerte, tus errores se purifican.

Si el enemigo usa las piernas, ataca sus piernas; si usa los brazos, ataca sus brazos; pues lo que el enemigo usa para atacarte es la parte en la que más confía y por tanto su punto débil... ¡Golpea en el punto débil!

Vacilaste al atacar, y esta duda hubiera podido ser fatal. No olvides nunca esto, un caballero no debe nunca dudar cuando lucha por la justicia.

Sería inútil revivir dentro de cientos o miles de años. Mi vida vale porque estoy aquí y ahora, es una dicha caminar en el mismo sendero que mis amigos. No importa que tan difícil sea, hubo un tiempo en el que maldecía mi desafortunado nacimiento, pero ahora agradezco a Dios el permitirme vivir al mismo tiempo que mis amigos.

Yo también te voy a enseñar algo. Un hombre no puede estar orgulloso de que su cuerpo nunca haya tenido una herida. Para un hombre, las heridas son una prueba de valentía. Es decir, ¡Son sus medallas! ¡Alguien que nunca conoció el dolor como tú, le será imposible obtener la victoria!

Si siempre ves el lado bueno de las cosas, podrás ver que existe una esperanza delante de ti.

Muchas veces el amor nos vuelve más fuerte.

El primero es el infierno, el océano de fuego, estanque de sangre, montaña de agujas, de temor tras temor interminable; aquellos que caigan en este mundo sufrirán eternamente. El segundo es el infierno de la hambruna, los que caigan en este mundo estarán en los huesos y con el estómago inflamado, siempre buscarán comida y saltarán sobre carne muerta y pasarán los días devorando y devorando; ese es el mundo de la hambruna. El tercer mundo es el mundo de las bestias, serán convertidos en bestias y ya sabes que el fuerte devora al débil en este mundo. El cuarto mundo es el de la azura, todo el tiempo habrá sangre y muerte, aquellos que caigan en este mundo tendrán que estar peleando día tras día sin final. Felicidad, ira y tristeza, siempre sacudido por las emociones, ese es el inestable mundo de los humanos. El último mundo es el cielo, donde puedes caer siendo una bestia o un fantasma hambriento, o en el infierno con un solo pensamiento, el sitio más peligroso de todos es el cielo.

¿Qué tan buena puede ser una victoria, si vas a morir?

Soy algo sagrado desde el cielo hasta el infierno y viceversa.

Ustedes me recuerdan a unos fantasmas hambrientos que saltan sobre la carne muerta.

Ahora olvidarás todos tus recuerdos de haberme conocido. Mi rostro y mi nombre van a desaparecer de tu memoria. Pero si algún día te conviertes en mi enemigo y apareces frente a mi... en ese momento esos recuerdos van a resucitar... junto con el miedo...

Todos los humanos deberían vivir de acuerdo a la estrella bajo la que nacieron, algunos nacen con estrellas de buena suerte... y otros con estrellas de mala suerte, lo único que puedo decir es que siempre daré lo mejor de mi cualquiera que sea mi estrella.

Ningun hombre puede combatir si no encuentra su fuerza interior, su alma de caballero.

Solamente has adquirido la fuerza superficial de los caballeros, pero ¿alguna vez has sentido la fuerza del universo recorrer hasta la ultima célula de tu cuerpo?

Jabu, veo que no has cambiado nada. Sigues teniendo esa actitud de perrito faldero que mueve la cola ante su amo. Si mal no recuerdo, esa actitud ya la tenías desde hace tiempo.

La batalla del santuario ha comenzado, deprisa caballeros atenienses, ábranse camino entre las 12 casas donde se encuentran los caballeros de oro y salven a Athena que ha caído por la flecha maligna.

La leyenda nos dice que los caballeros siempre aparecen cuando las fuerzas del mal intentan apoderarse del mundo… en un tiempo lejano existió un grupo de jóvenes que protegía a Atenea, la diosa de la guerra, se les llamaba caballeros de Atenea y siempre combatían sin armas. Se cuenta que con un revés de la mano eran capaces de desgarrar el cielo y que de un solo puntapié abrían grietas en la tierra, hoy de nuevo un grupo de caballeros con el mismo poder e idéntico valor ha llegado a la tierra.