-¿Realmente el Rey le hizo eso a Mugaro? -No lo sé. -¿El Rey va a tomar más vidas? -Posiblemente. -El Rey me quería... -¡Posiblemente! Pero, no podemos saberlo con certeza.
-Mientras tu huías, yo tuve que ver como demonios eran asesinados. -Pero tú tampoco fuiste capaz de salvarlos después de atacar sin pensar. -Pero, fui capaz de sobrevivir a pesar de elegir pelear solo ¡Es hora de que dejes de correr y esconderte, solo esperando morir! ¡Ahora es momento de tomar acciones para vivir! -Ese es el castigo por tu insolencia. ¿La Santa realmente tomará acciones? -Confía en mí, por favor. -¡Preparen a todos los demonios! Tendrás que demostrarme que no eres solo palabras. -Lo haré.
-¡Lucifer-sama! -Ya perdimos una vez. No debemos olvidar eso. -¡Lucifer-sama! ¡El hijo de la Santa fue asesinado por Charioce! Esa mujer traerá a los dioses y humanos... -No importa quien sea asesinado. Nosotros solo debemos observar desde la distancia para asegurar nuestra supervivencia. -¡Lucifer! ¿Cuándo dejarás de ser un cobarde? -Cuida tus palabras, Azazel
-Ha pasado tiempo, Azazel. -Lucifer-sama, ha llegado el momento de marchar a Anatae. -¿De dónde viene eso tan repentinamente? -Mientras ellos están retrocediendo por la batalla previa, nosotros seremos capaces de abrirnos paso si enviamos todo lo que tenemos. Además, en poco tiempo, alguien entre los humanos incitará una rebelión. -¿Quién sería? -Jeanne D’Arc. -Es difícil creer eso. ¿Por qué la Santa haría eso? Además, escuché que ella perdió sus poderes hace mucho. -Te aseguro que esa mujer se encargará de Charioce. -Incluso si eso es verdad, no puedo ir a la guerra con los humanos si la victoria no es segura.
-Jeanne-san regresó a la tierra de los dioses, es como si fuera a buscar apoyo para una represalia contra Su Majestad, y no sé lo que hará Azazel. -Esto podría significar otra batalla. -¿Trabajarás con nosotros para evitar más conflictos? -Esa fue siempre mi intención
- Jeanne y Azazel están pensando que Alessand era un asesino enviado por su Majestad. -¡Su Majestad no le habría confiado a Alessand una misión tan importante! -Yo tampoco lo creo. El hizo esto por su cuenta. -¿Por qué haría algo tan estúpido? -No lo sé. Al final, nunca fui capaz de entender lo que Alessand piensa.
-Es una pena. -¿No fueron ellos? ¿Los únicos que conocían este lugar no eran tus subordinados? -¿Estás acusando a Dias y Alessand? -Ellos son los perros de Charioce. -¡No! -¡Entonces! ¿Quién mató a Mugaro? -¡No lo sé! ¡Pero ellos son mis aliados! -¿Estás diciendo que fue uno de nosotros? -¡No estoy diciendo eso! -¡Entonces acéptalo! ¡Tú metiste a esos perros en esto y Mugaro fue asesinado! -¡No toleraré otro insulto! -El que mató al niño fue Alessand. -¿Eso es verdad? -Sí, lo vi escapando con mis propios ojos. Verás la verdad si miras un poco.
-Yo me encargaré de él. -No, me gustaría irme de aquí rápido. Yo me encargaré. -No necesito tu ayuda. -No me malentiendas, eres tú el que no es necesario.
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-¡Kaisar! Maldición. Kaisar, ¿estás bien? -Sí, me rompió la costilla pero aún puedo moverme. -Creo que envejeciste un poco. -¿Qué hacemos? -No lo preguntes, es hacerlo o morir.
- ¿Por qué estorbáis a su Majestad? ¿Realmente puedes decir que lo que haces es lo correcto? - Para descubrir eso, debo detener el camino de la destrucción de su Majestad. - Lo que estáis haciendo no será más que una pequeña rebelión... No hay nada que puedas hacer.
- ¿Por qué no me entregas tu brazalete? - Una vez puesto, no puede ser quitado mientras viva. - Entonces, lo siento, tendré que quitarte el brazo o matarte.
- Azazel, por favor, ayúdanos. - ¿Te has vuelto loco? - Charioce construyó un arma gigante debajo de Anatae. Su poder rivaliza con Bahamut. Quiero ver cómo usará el rey esa arma para hacer retroceder a los dioses. Quieres salvar a los demonios, ¿no? Ayúdanos.
- No seas arrogante, El. No puedes cumplir tu deber en tu estado actual. - Entonces, ¿por qué me hiciste pelear? ¿Por qué me enviaste a la guerra? Déjame salir de aquí. - La respuesta es la misma. Gabriel-sama. - Escuchar a Gabriel no te llevará a ninguna parte.
- Mamá, déjame salir de aquí. - ¿Qué harás? - Quiero regresar a la superficie. - Es demasiado peligroso.