De momento, haremos que el público del concierto de gala se divierta y robaremos el protagonismo del evento. ¡Porque somos imparables!
Conversaciones absurdas. Un paisaje usual. Aún así, quizás lo recuerde bien porque... Probablemente... es culpa de esa noche de verano.
No debes tocar a medias. Malgastarás todos tus esfuerzos hasta ahora. Es como si el bizcocho estuviera perfecto, pero el relleno fuera malo y arruinará el pastel.
¿Crees que mamá me perdonará? ¿A mí, que intenté olvidarla por todos los medios? ¿Está bien que siga tocando el piano?
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Querer abandonar el piano para ti es como si te arrancaran las extremidades, por eso es tan doloroso.
Sin duda alguna esa pieza ya no es la canción del autor, la hizo suya, es como si se peleara con el compositor.
Si pese a eso toque mal. Este soy yo ahora. Así soy ahora. Mozart dijo que emprendiéramos un viaje. No sabemos lo que nos espera más adelante, pero... Ya empezamos a caminar. Todavía estamos viajando. Así es, soy un músico, como tú. Por eso avanzaré.
Yo... emprenderé un viaje. Buscando la lluvia de aplausos... Persiguiendo el momento en el que mi música llega al público. Persiguiendo tu figura vista desde detrás. Hasta que llegue el día... en el que pueda caminar a tu mismo nivel.
Estando allí, lo sentí. Todo el mundo guarda algo en el fondo de su corazón. Puede ser un sentimiento de rivalidad, aspiraciones y deseos, querer ser el centro de atención, querer hacer llegar un mensaje a alguien o los sentimientos hacia una madre. Todo el mundo se apoya en sus propios sentimientos. Quizás no podamos subir a un escenario al desnudo.
Es frágil y parece como si fuera a desaparecer, pero brilla con toda su fuerza. Brilla al son de los latidos del corazón. Es la luz de la vida.