Poco después nos reunimos por primera vez. Me di cuenta de cómo él trataba de distanciarse de los demás. Pero, la motivación detrás de esa forma... era que no quería hacerles daño a otras personas.
La gente nunca está sola. Todos están conectados por el hilo del destino. Hay alguien para ti, también. Una persona que considere tu ojo rojo muy bonito.
Yakumo no expresa sus sentimientos. Lleva todo el peso de momentos dolorosos o difíciles sobre sus hombros. Cuando lo veo, me duele también y siento como si quisiera ayudarme, aunque sea sólo un poco.
He escuchado que bajo circunstancias especiales, los fantasmas pueden ser visibles para cualquier persona.
Después de haber aprendido de su pasado, abrazó el odio hacia su madre. Aún desafiando a la oscuridad, que es uno de los caminos.
- Yakumo: ¿Y qué sabes? - Haruka: Nada. Nada en absoluto. Por supuesto que no, porque no me dices nada. Siempre enfrentas las cosas tristes y amargas solo.
- Haruka: ¿Acaso... es sorda? - Isshin: Pero tiene buena intuición. Incluso si no hablas, ella puede entender tus sentimientos.
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A veces me siento cansado. Me siento como si no pudiera salvar a nadie. Ni a ti, ni al espíritu de ese chico. Todo lo que puede hacer es ver y nada más.
Incluso si tengo el mismo ojo que ese hombre, vemos cosas distintas. Yo veo tristeza, pero el ve odio.
La gente se supone que deben amar y cuidar a alguien. Es la providencia de la naturaleza, la resistencia es inútil, preguntando por que no tiene sentido. No sabemos por que, pero los insectos alados siempre vuelan. Creo que la gente siempre piensa en otras personas hasta el punto de agotamiento.
La promesa que no podrá cumplirse, como el paso de las estaciones. Cuando el pecho se llena de remordimiento. ¿Cuándo este corazón olvidará como llorar? Sólo odio queda. Los cielos lloran por ella.
- Yo... Tengo una maldición, si estás conmigo morirás. -Ya veo... La verdad es, que yo también estoy maldito. Dos personas maldecidas estarán bien si están juntos.
Mi voz deseaba ayuda, escondida en mi corazón, nadie se daba cuenta, nadie la escuchaba. Hace cuanto tiempo, hace cuanto tiempo desde el crimen que cometí sobrecargando mi corazón. En la distancia podía verlo, había una pequeña y aislada luz que no podía alcanzar.