El credo de la hermandad de los asesinos, nos enseña que no hay nada prohibido. Antes creía que eramos libres para hacer lo quisiéramos, para seguir nuestros ideales a toda costa.
Ahora lo entiendo, no sirve para dar permiso... el credo es una advertencia.
Los ideales dan paso a dogmas, dogmas que se convierten en fanatismo. Ningún poder supremo puede juzgarnos. Ningún ser superior nos vigila para castigarnos por nuestros pecados. Al final, solo nosotros podemos defendernos contra nuestras obsesiones. Nosotros decidimos si el peaje de nuestro camino es demasiado caro.
Nos creemos salvadores, vengadores o redentores. Llevamos la guerra a quienes se oponen a nosotros y ellos nos la devuelven. Soñamos con dejar nuestra marca en el mundo... Incluso dando nuestras vidas en conflictos sobre los que nadie escribirá en los libros de historia, lo que hacemos y lo que somos, empieza y termina en nosotros mismos...
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