Señor Duncan Walpole, acepto su generosa oferta y aguardo con impaciencia su llegada. Si de verdad posee la información que buscamos, sepa que le recompensaremos generosamente. A pesar de que no tengo el placer de conocerle, confío en poder reconocer la indumentaria de su Orden Secreta. Por lo tanto, acuda a La Habana sin demora… Será recibido como un hermano.
Su más humilde servidor, el gobernador Laureano de Torres y Ayala.

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