Colección - Kuroshitsuji - Sebastian Michaelis

Las noches de los demonios son largas. Para que nadie destruya su presa frágil y débil, deben estar alerta constantemente. Hasta que se cumpla el deseo estúpido del amo, para conseguir un alma rebosante de desesperación, lo dan todo. Esa es la estética de un demonio.

El odio y la tristeza te pertenecen, convierte esos sentimientos en poder y solo debes seguir caminando.

Solo fue un mordisco cariñoso.

¡No toque su piel directamente, pero parece que a ti te toque algún nervio!

¿Al cielo? No tengo ninguna simpatía por ese lugar.

Empiezo a recordar lo que se siente estar realmente enfadado.

Aunque me haya convertido en pedazos, jamás me iré de su lado. Le seguiría hasta las profundidades del averno.

Es realmente complicado comprender lo que las criaturas como los humanos están pensando.

He vivido por mucho tiempo, pero sólo los gatos son quienes me provocan emociones que no puedo describir.

Los humanos no pueden resistirse a la tentación, cuando se han sumergido en lo más profundo de una desesperación idéntica al infierno, se aferran a cualquier cosa que les ayude a escapar de la situación en la que están, incluso si no es nada más que una telaraña…No importa el tipo de humanos que sean.

Si eso es lo que deseas, permaneceré a tu lado vayas a donde vayas. Aunque tu trono se desmorone y tu resplandeciente corona se oxide e innumerables cadáveres se amontonen encima de esa pila de incontables cadáveres. Te encontraras tú, pequeño, suavemente acostado. Hasta que escuche el último “Jaque Mate”.

Es doloroso, ¿no es así? Olvida a quien es amable y cruel. ¿No estarías mejor olvidándolo todo aún si solo es por esta noche? Entregarte al placer, respirando profundamente un dulce veneno en tus pulmones. Silenciosamente. Es el susurro del demonio. Solo quiero entrar y explorar, ese lugar secreto en lo profundo de tu interior.

La presa es engañada con dulces palabras y arrastrada a la oscuridad, para no percatarse del poder que oculta el demonio. Hábilmente. Dulcemente.

Siempre debe usar sus fichas hábilmente y sobrevivir. Aunque se apilen los cadáveres de esas piezas bajo el trono, no debe derrumbarse, porque si cae el rey, se acaba el juego.

Yo solo soy un simple mayordomo.

Yo amo a los gatos, pero me desagradan los perros... es más, los odio.

Sí. Yo lo seguiré hasta el final. Incluso si este cuerpo es destruido en piezas, nunca me apartaré de su lado. Lo seguiré hasta lo más profundo del infierno. Yo no miento. No como los humanos.

La imagen reflejada en una fotografía no es más que una ilusión. Sin embargo, aún siendo una ilusión, desear aferrarse a ella es uno de los sueños vacíos que tienen los humanos

Dejaste de lado tu futuro, perdiste tus sueños, y a pesar de ser atacado por la desesperanza, aún así eres capaz de librarte del pasado y pelear contra el presente sin perder tu nobleza. Esa alma es la que quiero devorar, Bocchan.

Adoro los placeres sencillos, son el último refugio de los hombres complicados.