Colección - Kuroshitsuji

Sebastian... Mi mayordomo... yo pensé que tú, tú estarías siempre a mi lado.

No llores. Das una imagen patética. Llorar no cambiará nada. El mundo nunca es amable con nadie.

Los humanos mienten fácilmente. Por supuesto, me incluyo.

El pasado siempre te sigue, no importa que tan duro intentes librarte de él.

Ya no siento soledad o tristeza. Pero... Es solo hermoso.

Sí, por ahora sólo puedo correr. Ya que voy a morir... Quiero morir como el alma que él desea. Para poder recuperar la dignidad que he tenido que abandonar.

Si abandono mi odio, existencia sería vacía. Entonces, entonces... ¿Quién es el que está parado aquí?

Su dignidad le ha sido quitada. Una vida sin un propósito es tan trágica.

No siento dolor, corriendo en la oscuridad. Mi alma siempre ha estado corriendo en la oscuridad. Siempre... Desde aquél día. Siempre... en la oscuridad.

Si yo abandono mi odio, significará que el "yo" de ese día ya no existe. ¡Ese no soy yo!

Se rieron de sus deseos y los pisaron como si fueran insectos. ¡Es tan cruel y tan malvado que hasta un demonio sería más benévolo! Yo también soy así. Tengo el mismo interior horrible que ellos. ¡Así son los humanos!

No creas nada de lo que oyes y solo la mitad de lo que ves.

Las personas que interfieren conmigo, sin importar si son mis padres o amigos, deben ser eliminados.

No es ningún problema correr en medio de la oscuridad. MI alma siempre estuvo corriendo en la oscuridad. Siempre... Desde ese día... hasta ahora... Dentro de la oscuridad a la oscuridad.

Hay cosas que nunca volverán por mas que luches sin cansancio, también existe la desolación de la cual no puedes escapar.

El caer en la agonía y lamentarse, ¿de que servirá? Hasta los muertos pueden hacerlo, pero estoy vivo y estoy en pie por mi mismo. Si un día voy a morir, es mejor no dejar nada que lamentar. No diré que quiero venganza todo es por diversión. Es un juego que definirá si ganan ellos o yo. Por más que caiga en la desesperanza, si existe un hilo de araña que servirá para trepar, me aferrare a ella sin rendirme. Los humanos poseemos esa fuerza, depende si uno se aferra a aquello o no.

A ti no te quedan las flores blancas ni los vestidos discretos. A ti te queda bien el color rojo de la pasión, como el lycoris que arde en la tierra. Tía An. Que descanses. Madame Red.

Un segundo de vacilación te puede costar la vida, como en el ajedrez. Ella dudó y perdió de vista su siguiente jugada. Por eso yo no pienso dudar.

Con el paso del tiempo el dolor cesa, pero yo no necesito el perdón del tiempo.