No permitiré que nadie se vuelva contra la aldea. Aunque sean mis amigos, mis hermanos o mis propios hijos.
Este país que construyó Hashirama tiene contradicciones. La gente quiere la paz, pero, por otra parte, también desea la guerra. Esas son las dos elecciones que tiene el hombre. Sólo desear la paz ya abandonar la pelea, implica que dejen de ser humanos. Y esas dos, son caras contrapuestas.
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No soy protagonista de una novela ni nada. Soy un estudiante universitario que le gusta leer, como podrías encontrar en cualquier sitio. Pero si por el bien de tu argumento, fueras a escribir una historia conmigo como protagonista, ciertamente sería una tragedia.
El poder nos corrompió, y ahora queremos destruir lo único que nos queda, nuestra amistad, nuestro vínculo.
Así es, tengo que pensar. ¿Quiero ser un editor o quiero hacer libros? ¿Por qué quiero trabajar en una casa editorial?
Todos aman a Ana Ketsuno y todo el mundo se entierra un trapeador en el trasero una o dos veces en la vida.