Aquí estamos, dos personas ordinarias, normales y corrientes... instigando el crimen en una ciudad que no es para nada ordinaria.
-Has luchado bastante bien, teniendo en cuenta tus heridas. Tú eres Shinya Kōgami. -¡Y tú eres Shōgo Makishima! -El Coeficiente Criminal es de 0.
La justicia es lo que está establecido; no hay porqué reconsiderar nada porque ya está establecido. Por eso no podemos darle poder a la justicia.
A veces, cuando no me siento bien, leo libros pero no me sumerjo en ellos. Cuando eso sucede, me hace cuestionarme qué me está preocupando. También hay libros en los que puedo sumergirme aun cuando no me siento bien. A veces me pregunto por qué. Puede que sea condicionamiento mental. Creo que todo se debe al estímulo que recibe tu cerebro cuando pasas las páginas. La sensación de pasarlas, una a una.
Nunca me vi como alguien avaro. Solo espero por un mundo en el que las cosas ordinarias se hagan de un modo ordinario. Eso es todo lo que quiero.
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Iré y te mataré lo antes que pueda. Aunque, si tuvieras el tiempo suficiente, sería genial que destruyeras a Sibyl antes de que llegue. Así, las dos cosas que más odio desaparecerían de este mundo juntas.
No me importa si acaban muriendo miles de personas en esta maldita ciudad. Pero no puedo permitir que quien les está haciendo matarse entre ellos se salga con la suya. ¡Tú deberías ser el primero en morir! ¡Deberías morir una y otra vez, una por cada muere que has causado!
¡¿Quién te crees que eres, manipulando a los demás y hablando sobre si dejarlos vivir o no?! Si Sibyl es Dios, entonces, ¿quién se supone que eres tú? ¿El Diablo? ¡No me hagas reír!
¡No me malinterpretes, asqueroso bastardo! Sibyl es un pedazo de mierda, pero ustedes huelen igual de mal.
Me pregunto qué les vendrá a la mente cuando sienten la sangre de sus amigos salpicándoles todo el cuerpo.
Aunque no tenga mucha libertad como Ejecutor que soy, comparado con la instalación aislada en la que solía vivir, es como la diferencia entre el cielo y el infierno.
Aunque sigo disgustado con el mundo al que pertenecen esos "ciudadanos saludables", disfruto de mi trabajo como Ejecutor... pero no como un escudo para los ciudadanos, sino como un perro de caza.
Los ciudadanos sanos son unos buenos para nada. No saben qué tipo de personas están manteniendo el mundo en que ellos viven.