Frases de Gintama

Este país no necesita dos Shogun. Y una marioneta que se rebela contra nosotros no tiene valor alguno.

Shinsuke, ¿qué demonios viste mientras combatías contra ese hombre?

Incluyendo a ustedes, mi hermano esta bendecido con grandes amigos.

Por muy oscura que sea la noche que esta por venir, no cierres los ojos.

Justo antes del amanecer, ese es el momento mas oscuro, pero no cierres los ojos. Aquellos que apartan la mirada de la oscuridad no ven la luz en el futuro.

Te irás aunque te detengamos, ¿no? Pues vete sin decir nada.

Al fin y al cabo, para ser el más fuerte de la galaxia, lo mas rápido es convertir al universo en tu enemigo y acabar con todos a la vez.

Vamos por buen camino. Estoy a un paso mas cerca de ser el rey de los piratas.

No hay duda de lo que vi. Pese a estar herido y al borde de la muerte su mirada no estaba marchita. Perecía que observara algo con mas firmeza que antes.

Se me olvido decirte algo sobre aquella Jump. Si quieres saber como sigue la historia... Págame la mitad.

No importa lo confusa de la situación, los seres humanos siempre encuentran la forma de vivir que consideran bella.

Aunque no tengan soberanos, por un amigo, por aquello que valoras, por tus creencias o por tu maestro, todo el mundo puede convertirse en samurái.

En esta época rebosante de ideas y valores distintos, un solo soberano no puede unir los corazones de todos.

Este país ya no tiene soberanos. Lo único que tiene son marionetas arrastradas por las olas de estas era y utilizadas por hombres de Estado. No obstante las marionetas pronto caerán.

Muy bien, resistan. Si ese es el destino de los discípulos de aquel hombre, sigan resistiéndose con sus espadas rotas.

Esos pequeños samuráis me enseñaron que somos libres de lo queremos.

Sufrir debido a nuestras debilidades no es el único camino. Podemos resistirnos, enfrentarnos a ellas y sufrir intentando cambiar.

Los seres humanos nacen con debilidades. Todo el mundo sufre y discute con una parte de si mismo. Por desgracia no hay forma de escapar de ese sufrimiento.

Pensé que mis manos que hasta ahora solo habían robado, quizás también podían ofrecer. Aunque no sucedió, sigo siendo yo el que recibe.

No me opuse a los cielos, sino a mi mismo.