Empatía, cercanía, curiosidad, compasión, admiración, celos. Sentir eso y más por una chica... no puede describirse solo con un "te quiero". Por eso cuesta romper y separarse. El tiempo acaba juntándolos de nuevo. Tal vez eso sea algo auténtico.
La juventud son mentiras y engaños. Los que celebran su juventud se engañan a sí mismos y a otros. Ven todo lo que los rodea de forma positiva. Convierten cualquier fallo mortal en una marca de la juventud y lo graban en sus recuerdos. La conclución es... mi comedia romántica juvenil es un error, como lo sospechaba.
No puede equipararse a retorcer tu vida, pero te lo daré todo. Tíralo si no te sirve. Si es un fastidio, olvídalo. Me apañaré solo. No es necesario que respondas.
Yukinoshita: Depender tanto de ti me vuelve una inútil. Hachiman: Bastará con que yo lo sea más. Si todos somos inútiles, nadie lo será.
Mi tampoco tiene mucho valor. Mi popularidad es tan baja que no puede descender más. Toqué fondo. Solo puede subir, es el mejor momento para comprarla.
No soy tan influyente como para cambiarte la vida. Tu y yo probablemente vayamos a la universidad, consigamos algún trabajo y tengamos vidas decentes. Pero si nos relacionamos frenaremos y tomaremos desvíos. Y eso retorcerá tu vida.
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Que conste que los dos somos pésimos comunicándonos. Y las relaciones no son lo nuestro. Dudo mucho que mejoremos de repente. Si seguimos alejándonos, la distancia será cada vez más larga. Por eso... si te suelto, no te atraparé otra vez.
Un problema no es problema si no lo tachan de ello. Pero cuando lo señalan, lo mejor es hacer que lo solucione alguien con poder.
Suerte que pude parar de llorar. Porque si lloraba, él no se movería de aquí. Suerte que pude parar. No seré alguien que necesite ayuda. Porque si no, me ayudará. No pude decirle que no fuera. No le pregunté por qué la ayudaba. No quería decirle que deje de ser tan bueno con ella. Sé lo que siente ella, pero no puedo rendirme, ni ceder, ni rechazar como lo hace ella. Debería ser fácil, pero no pude hacer nada. La culpé de todo y no lo hice. Era yo la que le dejaba todo. Esto debería ser lo correcto. Pero no paro de llorar. Ojalá no hubiera dejado de llorar.
Había un lugar al que no podía entrar. Me planté frente a esa puerta muchas veces, pero sentía que no debía molestar. Me limitaba a mirar por la rendija y a pegar la oreja a la puerta. Pero lo sabía desde hace tiempo. Yo quería entrar ahí.
Por mucho que beba siempre mantengo la calma. Puedo hasta verme la cara. Aunque me ría, es como si lo hiciera una extraña.
Haruno: Parece que hubieramos acordado encontrarnos aquí. Hikigaya: No, a esto se le llama emboscada.