En un equipo no hay jugadores prescindibles. Aunque no salgas en los partidos, no entiendo como es que alguien que se queda hasta tan tarde entrenando no puede aportar nada. Quizá no puedas lograrlo aunque sigas en el equipo, pero si te vas ahora te quedarás sin nada.
- ¿Ya te quedaste sin contra medias? - Ahora... quizás sí... - Estás es un aprieto, ¿y si te rinde ya, modelo antiguo? - Aun así... ¡No puede acabar aquí!
- La cosa no parece estar tan mal. - ¿Quién sabe? Akashi todavía no ha usado sus ojos. Si trata de usarlos, será durante la segunda parte. Ahí empezará el auténtico partido.
- ¡Tú! ¿Te acuerdas de mí, verdad? Aquella vez me imitaste de un modo bastante inquietante. Tanto a Kise como a ti... ¡Los voy a aplastar! - Claro que me acuerdo de ti, Taiga Kagami. Déjame que te advierta de una cosa. Los únicos a los que permito hablarme mirándome a los ojos, son sólo aquellos que me obedecen. A los que se oponen a mí, no les permito que me miren desde arriba. Cálmate.
Todas y cada una de la veces, se arman de valor y nunca se rinden. Pero justo ahora, incluso su voluntad... se está rompiendo.
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La situación nos ha atrapado en la obscuridad. En un abrir y cerrar de ojos, el último tenue rayo de esperanza se ha desvanecido.
¿Que tienes razón en todo? No me hagas reír, Akashi. ¡No tienes ni idea de lo que es perder, no hables como si lo supieras todo! Ven aquí, Akashi. tal y como te prometí, voy a mostrarte... la derrota.
¿Yo... Seijuro Akashi, voy a perder? Imposible... ¡No voy a permitir que suceda! Lo que conseguí con la victoria lo perderé con la derrota.
Entiendo. Por lo tanto... nací yo. Yo los domine de nuevo. El tercer campeonato consecutivo también fue fácil. Una victoria aplastante. El incondicional soy yo. Aunque ellos se conviertan en mi rivales sera lo mismo. Yo continuaré demostrando mi fuerza.