-¿Dónde está la salida? -No pueden salir del bar hasta después de terminar el juego. -¿Y qué si te digo que no vamos a jugar contigo? -No le recomendaría hacer eso.
Las reglas son simples. Arrojarán cada uno de los dardos frente a ustedes por turnos, hasta que uno de los dos se quede sin puntos. O se llegaras a quedarte sin dardos antes que el otro, aquel que tenga la puntuación más cercana a cero será el ganador. Cada uno tiene siete dardos. Por favor láncenlos desde atrás de la línea de tiro. El área exterior es el anillo doble, y la interior es el anillo triple. Una diana vale 25 puntos, y la doble diana vale 50 puntos. Los blancos tienen distintas partes del cuerpo inscritas, las cuales están conectadas a sus nervios.
-¿Cómo dijiste? ¿Conectadas? -Sí. Si a una parte le da un dardo, sentirás dolor. -¿Y esperas que hagamos eso? -Mientras más alta sea la puntuación, más fuerte será el dolor. -N-No hablarás en serio... -Muy bien, comencemos el juego.
-¡No puedes engañarme¡ ¡Soy doctor! No hay rastros de cirugía. ¡¿Qué diablos hiciste con nosostros?! -Nada en especial. -¿Entonces qué es este dolor? -Lo dije antes de empezar... este es un juego en el que la apuesta es tu vida.
-Si lo que quieres es no sentir dolor, no des en el blanco. -¿Qué? -Si fallas con todos tus dardos, el juego terminará pronto. -Oh, cierto. Podemos hacer eso, ¿no? -Aunque si lo haces, la señorita Machiko será la ganadora. -¿Perderé?
Sí. Ambos están muertos. Luego de sus muertes, las personas van o al cielo o al infierno. Quindecim existe para decidir a donde irá cada quien. También está la condición de que sólo aquellas personas que murieron en el mismo instante son invitadas a venir aquí. Siento mucho el no habérselos dicho antes.
-¿Estamos muertos? ¿Cómo sucedió esto...? Yo sólo... quiería tener una hermosa familia... Sólo quería protegernos... ¿Maté a mi propio hijo? ¡Eso es absurdo! ¡Por favor, ayúdanos! Tú eres Dios, ¿cierto? -Sólo soy un árbitro. -¡Por favor! ¡No hay forma en que algo así de loco suceda!
Tienes razón en eso. Verás... hay alguien más a quién amo. Quiero decir, debe haber, ¿cierto? ¿Quién crees que se enamoraría de tí? ¿Es que acazo estás mal de la cabeza? ¡Obviamente estaba interesada en tu dinero!
-El juego ya ha terminado. -¡Eso no me importa! ¡Suéltame! -Lo siento mucho. El resultado ya se ha decidido. -¡Déjame golpearla! ¡Maldición, suéltame! -Lo siento.
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-Muy bien, lamento mucho ser tan brusco... pero debo hacerles una breve pregunta. ¿Tienen algún recuerdo de antes de haber llegado aquí? -No, para nada. -Muy bien. -Ah, pero... de alguna forma, siento como si te hubiera visto antes. -¿En serio? -Sí. También, siento como si hubiera estado aquí antes. Aunque no puedo recordar absolutamente nada de ello. -Entendido.
-¿Cuánto tiempo ha pasado desde que te pusieron a cargo, Nona? -¿Eh? Cerca de 82 años. ¿Por qué? -82 años... ¿Ya ha pasado tanto? -Y tú sigues diciendo que no soy nadie. -Mira esto, por favor. Nona, desde que te convertiste en supervisora, hemos jugado 5,769 veces. -¿Eso quiere decir que hemos jugado 170 veces por año? Tú si que tienes mucho tiempo libre.
Si me siento complacida y empiezo a holgazanear, aunque sea sola una vez... todo comenzará a desplomarse desde ahí.
-¡Que ninguno se mueva! -Señor... -¡Cállate! ¡Lo recordé! ¡Esa forma extraña en la que hablas...! ¡Sabía que lo había escuchado antes en algún lugar! ¡No pasaré por lo mismo nuevamente!
-Bien, terminamos. -Nona, un juego más. -No puedo. Tengo que irme. Hay varios supervisores en la torre, ¿no? Llama a uno de ellos. -¡Pero quiero que seas tú, Nona!
-¿Cuándo seré capaz de cambiar las cosas? -¿Por qué no le preguntas a Dios? -Hace mucho que ya no hay un dios.