Aire frío y seco. Las sábanas limpias suavizan el ambiente. Un chico cruel... me pide que sueñe de nuevo. Pensé que como ya había cumplido un sueño, podía rendirme, pero tú vuelves a echar agua en mi corazón marchito.
No eres una princesa. Eres la hija de unos pasteleros y te gustan los canelés, no la heroína de una novela. No pienso tocar nada de Ravel. Así que toca otra vez conmigo. Además, tú misma lo dijiste: "¿Puedes olvidarlo?".
Mostrar frase (contiene spoilers) Shigatsu wa Kimi no Uso No puedo suicidarme contigo. Porque incluso cuando fuimos a comprar, yo solo llevaba las bolsas. Tú tienes la iniciativa. A mí solo me avisas más tarde. Siempre caminas delante de mí, y yo solo estoy detrás de ti. No sería un suicidio conjunto, solo te seguiría a la muerte. Así que dame otra oportunidad. Dame otra oportunidad para ponerme a tu altura. Toca otra vez conmigo, por favor.
¿Qué hago aquí? ¿Por qué estoy mirando el escenario desde las gradas? ¿Acaso no soy uno de los que sube a él? A Emi, a Nagi... ¿Por qué tu música estimula a los demás... Arima?
No estoy tan decidida como los demás de convertirme en música profesional, ni de darlo todo por la música, pero hay gente que me escucha. Hay gente que quiero que me escuche. Gente a la que quiero mucho. Por eso quiero estar aquí. ¿No puedo? De momento, ese es motivo suficiente para tocar.
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¿Cómo puedes hacerle escuchar esto a una violinista que no puede tocar el violín? Es culpa tuya que ahora tenga remordimientos.
Aunque sea solo una décima o centésima parte, ¿le habrán llegado mis sentimientos? ¿Le habrá llegado mi música?
Arima-sensei, ¿por qué tu música es tan colorida y hermosa? Es tan hermosa... que se me salen las lágrimas.
Estamos acabando. Me siento rara. Estoy cansada, pero quiero seguir tocando hasta desmayarme. ¿Toqué bien? ¿Fui sincera?
No. Kousei Arima no está hecho de metal. No tiene un corazón de acero. Porque sus manos son cálidas. Cada vez que las toqué... sentí mucha nostalgia.
Hasta hace dos meses me hubiera dejado atrás. Todo este tiempo no fue en vano. El tiempo que le dediqué al piano vive.
Estaba rígida por los nervios, pero pude mover los dedos. Puedo escucharme a mí misma y a Arima-sensei. Los ensayos no mentían.