En este mundo existen los débiles y los fuertes, los débiles están destinados a ser el alimento de los fuertes, es por eso que mi espada se alimentó de muchas personas débiles, y ahora tú te convertirás en mi alimento.
Para proteger a unos tienes que matar a otros. Para permitir vivir, tendrás que dejar a otros morir. Esa es la verdadera enseñanza de la espada.
No importa cuan bella sea la filosofía que le apliques a la espada, el hecho es que es un arma y sirve para matar.
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- Niño, ¿tu nombre? - Shinta. - Ese nombre es demasiado débil para un guerrero. De ahora en adelante, tu nombre será Kenshin. - ¿Ken...-...shin?
No importa lo bien guerrero que seas, si no tienes el deseo de hacerte fuerte, no serás pulido completamente.
Cuando una latana produce una herida con un resentimiento muy fuerte, hasta que eso no se absuelve, la herida nunca desaparecerá.