Déjame decirte porque tu espada no puede herirme. No es nada del otro mundo. Cuando las fuerzas chocan, aquel que posea la más débil sale lesionado. Tan simple como eso. Básicamente... toda la fuerza que le aplicaste a esa arma para derrotar al oponente es más débil que aquella que emana inconscientemente de mí.
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