¿Te suena lo del chivo de Azazel?
Azazel es un ángel caído,
así como el demonio del desierto.
Está relacionado con una antigua
costumbre judía: la del chivo de Azazel.
Una vez al año, el sacerdote
elegía dos chivos para ofrendar:
uno a Dios y el otro a Azazel.
El que iba como ofrenda a Dios
acababa siendo sacrificado para expiar
los pecados con su sangre.
Al otro lo soltaban en el desierto
después de que el sacerdote confesara sobre él
todas las maldades, rebeliones y pecados
de los israelitas, es decir, haciéndolo
cargar con todas esas culpas.
Abandonado, vivo,
en el desierto, con todas las culpas
de la gente sobre las espaldas:
ese es el chivo de Azazel.
El animal carga con todo
y las personas quedan libres de culpa.
Si no hacían eso, la gente era incapaz
de soportar el peso de sus pecados.
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