Un día me di cuenta que no tenía nada. El bolsillo que pensaba que estaba llenó de felicidad, en realidad estaba vacío. Nunca me esforcé por llenarlo, así que es lógico, pero ni siquiera lo sabía. Porque mi vida, no tenía propósito ni sustancia.
Y un día de repente, sentí que estaba perdiendo mucho el tiempo. Empezaré de nuevo, y la próxima vez lo haré bien.
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