Escucha, Tama. Yo tampoco conocí a mis verdaderos padres. Siempre he estado solo. Puede que parezca raro, pero en realidad nunca me he sentí solo. Aunque... si me sentía triste. Pero cuando vine a esta ciudad y conocí a otras personas, no me volví a sentir triste nunca más. Espero que a ti te ocurra lo mismo.
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