Cada reencuentro duele como mil espinas. Poco dura la dicha, que deja paso al miedo. El miedo de saber que no tardará en llegar un nuevo adiós. Y aun así, te mueres de ganas por que llegue un nuevo reencuentro. Cuán débil es la humanidad... Preferimos la felicidad pasada a un futuro incierto.
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