Un día de abril, conocí a una violinista extraña. Es insolente y egocéntrica, pero la sonrisa que le muestra a la persona que quiere parece la de un ángel.
En el escenario al que me arrastró a patadas y golpes... En el escenario al que estaba acostumbrado a subir había un paisaje que desconocía. Me gustaría experimentar ese paisaje otra vez. Por eso pensé... que quiero convertirme en un pianista extraño.

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