Mi nombre es Tada Banri. No se cuanto tiempo me quede, puede que desaparezca dentro de un instante, puede que siga aquí por 10 o 15 años... pero no tiene caso que me preocupe por eso. Quiero hacer lo que este a mi alcance mientras tenga la oportunidad... es lo que pensé. Esta es la luz para encontrar a Koko. Aunque pierda el camino, si tengo esta luz, estoy seguro que podré regresar donde está ella. Si volviéramos a conocernos, estoy seguro que este amor renacería una y otra vez... Por eso quiero que ella confíe en mí y me espere. No importa el camino ni cuantas veces tenga que atravesarlo, al final regresaré donde ella.. Al menos, eso era lo que pensaba decirle a Koko.
No entendemos lo que pasa, pero déjalo en nuestras manos. Si llegas a desaparecer, no tengas duda de que te encontraremos.
¿No será que en alguna parte de tu corazón aún me consideras un hermano? Tú y yo somos enemigos. Ven a mí como si quisieras matarme, ¡Taiga!
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Sumergirme en el rió atado a un barril lleno de cemento no suena exactamente a una actividad que me llame la atención.
Es sorprendente lo mucho que una persona puede cambiar a causa del estado en el que se encuentra su corazón.
El amor deja aparte la lógica y los intereses a un lado… Pero al mismo tiempo puede lograr lo que sea. ¡Es algo impresionante!
La vida de los duelos se respira dentro de las cartas... y respirar la vida dentro de ellas es el deber de un duelista. Si las cartas han sido pisoteadas y han sentido el dolor, entonces transmíteles la alegría de ganar... Forma parte de un duelista.