¿Le ordenas a tu propia hija que asesine? Qué niña tan obediente. Pero bueno, eso era lo que deseabas, ¿no, papá? Una hija que nunca muera y siempre esté a tu lado. Una hija que nunca te deje solo. Lo que tú querías no era una hija, sino que una simple criada.
Incluso si saliera viva de aquí pero fallara al proteger a mis protegidos, sería lo mismo que morir. Mi voluntad y mi alma morirían. No creo que un robot como yo lo entienda, pero creo comprenderlo un poco. Ahora tengo gente a la que quiero proteger. No importa si me apagan... o si sufra un cortocircuito... Incluso si destruyen mi cuerpo... Nunca los olvidaré. Así que... ustedes tampoco... me... olviden... Porque así... mi alma... seguirá viva... dentro de ustedes.
Aquí está concentrada toda la energía de Edo, si te pongo dentro de ese enorme haz de luz, se te va a pulverizar hasta el alma.
Nunca fue por tu hija. No fue para revivirla. Todo este alboroto... lo hiciste por ti. El que se sentía solo eras tú, ¿cierto, Ryuu-san?
Qué complicado. Si quería crear humanos, se hubiera buscado una esposa y hubiera movido las caderas cada noche.
Dejemos que lo disfrute por un día. Un hombre siempre necesita un santuario donde pueda bajar su guardia. En especial hombres como él, que nunca enseña sus debilidades.
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Bueno, yo considero a mis robots como si fueran mis hijos, al fin y al cabo yo los armé. Pero mis máquinas son herramientas hechas para el beneficio del hombre, nada más ni nada menos.
¿Por qué se ve tan adolorido? ¿Por qué se ve tan triste? No lo sé. No lo comprendo. Solamente soy un robot, no puedo comprenderlo.
Je... Su persecución no fue nada. Nunca tuvo opotunidad de atraparme. Su enemigo era el hombre al que le contaba sus penas todos los días. Su incompetencia me asombra, jefe.