La élite no lo sabe todo. No entiendo porque sigues pelando y no me abandonas. No sé porque me dirijo hacia donde estás.
Vaya, vaya. Ordenaste la retirada, pero tu sigues ahí. Parece que comprendiste que mi plan era imposible de realizar ¿Ni siquiera todo lo que tenemos es suficiente para derrotar al país o al cielo? No imaginaba que actuarias de este modo.
Si se alzaron para cambiar este país, no deben desalentarse por un impedimento así. Usen toda la fuerza que posean.
Si me permite, Utsuro-sama, el ratón que más le interesaba quedó reducido a pedazos con solo oír el batir de sus alas.
Un cuervo que alcanzó el cielo mientras estaba a su servicio. El primer líder del Tendouin Naraku que se convirtió en Tendoushu, Utsuro.
Un temblor expectante. No, por desgracia no es eso. No tengo miedo. El problema es que mi cuerpo se dio cuenta de que por primera vez tengo frente a mí a un enemigo al que quizás no pueda vencer.
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Parece que tus alas se dispersaron hace mucho tiempo. Tus alas ya no te permiten volar. No puedes huir a ninguna parte.
Ya no tengo la intención de cumplir las ordenes de nadie. Ya sean las de Isaburou o las suyas. Si voy a matar a alguien, blandiré mi espada por voluntad propia. Esa será mi expiación.
¿Vas a traicionar a tu amo por segunda vez? Primero me traicionaste a mí, y ahora a ese hombre. En ambos casos, la orden era la misma, matarlo.
Váyanse, deprisa. Antes de que cambie de idea. Si no se apresuran, vendrá... aquel que acabará con la vida del país, un verdadero cuervo.
Es probable que el director no regrese. A partir de ahora, actúen considerando su propia vida como máxima prioridad, aunque eso pueda hacer que el Mimawarigumi desaparezca.
Por primera vez no pude matar. Se lo robe todo, pero no pude darle el golpe final. Lo único que puedo hacer es acabar con Isaburou.
Podía matar a cualquiera si me lo ordenaban. Así me criaron, así viví. Pero algo cambio cuando conocí a ese hombre. Empece a pensar: ¿Y si pudiera vivir de ese modo?