Para un hechicero, lo más importante no es su vida. Lo que debemos proteger a toda costa es la dignidad de nuestra alma.
Me da igual que camino escojas, Shirou Emiya. Pero si renuncias a todo lo que has sido para salvar a una sola persona, acabarás pagando por ese pecado
Lo que busqué pero no pude obtener. Lo que obtuve, pero no obtuve. Muchas cosas se han deslizado entre mis dedos.
No tiene importancia saber nuestros nombre reales. Para gente como nosotros, nuestra espada es lo único que necesitamos para conocernos uno al otro.
Hay cosas que no tienen ningún valor, pero no existe ningún ser cuya existencia no tenga un significado. Esto es una advertencia, Rey de los Héroes. Si existe algo que te pueda llevar a la ruina, es eso y sólo eso
Juré cumplir mi deber como rey en el momento en que saque la espada. Deje muchas cosas atrás, y luche por mi pueblo. No me arrepiento de ello. Si pudiese estar orgullosa de mi vida, aunque aquello acabase en mi propia caída, no quisiera rehacer nada. El rey protegió a su reino, pero el reino no protegió a su rey. Solo eso. El resultado no fue el esperado, pero si el proceso fue impoluto, no debería haber razón para este deseo.
No importa lo bonito que lo quieras hacer sonar, la brujería es algo que te mata y mata a los demas. Así que, desde un principio, todos los hechiceros están preparados para matarse unos a otros.
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Soy la carne y los huesos de mi propia espada, el acero fluye por mi cuerpo y el fuego es lo que impulsa mi sangre, he creado más de mil espadas, desconocido por la muerte, he ignorando por la vida. Poder arranca de raíz las montañas, espadas dividan las aguas. Muchas veces he soportado dolores intensos para crear miles de armas, sin embargo aquellas manos que tanto han hecho jamás tendrán nada, Así que ahora invocare mis espaldas ilimitadas...
Rin, solo para asegurarme, conseguir tiempo es lo que quieres, pero... no pasa nada si lo mato, ¿verdad?
Hace… diez años… dentro de aquellas llamas, bajo todos aquellos escombros, la gente pedía ayuda. Y yo les ignoraba, seguía caminando, esperando a que alguien me salvase a mí. No iba a sobrevivir igualmente, así que seguía caminando. Seguía mi camino, ignorando las voces de incontables personas que estaban cerca ya de su muerte. Habiendo llegado tan lejos, hubiese sido injusto que no hubiese sobrevivido a aquello. Y ese deseo… fue concedido para una sola persona, todos los demás fallecieron. Así que seguí a mi padre con toda mi alma. Admiraba al defensor de la justicia que podía salvar a las personas. Mi corazón estaba vacío, pero no podía parar. Si no hubiese seguido adelante dándolo todo, toda esa gente que murió entonces no me lo hubiera perdonado.
Si no existe un mal explícito, tu deseo no se convierte en realidad, aunque no puedas admitirlo, la justicia debe tener su opuesto maligno.