Ciudadanos de Lunargenta: os he dado muchas oportunidades de rendiros, pero las habéis rechazado tercamente. Sabed que hoy presenciaréis el fin de toda vuestra raza y de vuestra antigua herencia. ¡La muerte en persona ha venido a reclamar la casa alta de los elfos!
Tú no tienes que sacrificarte más por tu pueblo. No necesitas seguir llevando el peso de la corona. Me he encargado de todo.
¡Tu gente son unos cobardes miserables, orco! ¡Son como perros rabiosos, y nosotros nos encargaremos de sacrificarlos!
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¿Quién osa profanar estas antiguas tierras?, ¿quién osa provocar la ira de Cenarius, y de los elfos nocturnos? ¡Que comience la batalla! ¡Desgraciados engendros del demonio, moriréis todos! ¡No podéis detenerme, soy el corazón de la tierra!
¿Tu sangre puede expiar el genocidio, orco? Tu Horda mató a innumerables inocentes cuando atravesó Stormwind y Lordaeron arrasándolos. ¿De verdad crees que puedes borrar todo eso y olvidar tu culpa tan fácilmente? No, los de tu raza no cambiareis nunca y yo jamás dejaré de combatir contra vosotros.
- Ah, Thrall, siempre creíste que los demonios habían corrompido a nuestra raza, pero eso es una verdad a medias. Nosotros nos entregamos voluntariamente en Draenor, los otros jefes y yo, bebimos la sangre de Mannoroth. ¡Thrall, nosotros provocamos nuestra maldición! -Le hiciste esto a nuestra gente... ¿conscientemente? ¡¡¡AAAAGHRR!!
Los Renegados creen que somos debiles. Un pueblo roto. Creen que huiremos como perros asustados... se equivocan. Lucharemos contra ellos hasta que explote la última trinchera y se dispare el último cañón. Lucharemos contra ellos en las calles hasta que se dispare el último tiro, y cuando no haya más munición, romperemos sus craneos con las piedras que pavimentan nuestra ciudad. Lucharemos contra ellos en los callejones hasta que nuestros nudillos estén sangrando, y nuestros estoques estén tirados en el suelo, rotos. Y cuando estemos rodeados y vencidos, heridos y sin esperanza; levantaremos nuestras cabezas desafiantes y escupiremos en sus caras. ¡Pero nunca, nunca nos rendiremos! ¡POR GILNEAS!
¿Cómo puede mi pueblo luchar cuando los Elementos están en una confusión tal? No ven que sin el apoyo de los Elementos, el mundo simplemente no puede ser.