Me pregunto, ¿qué estaba haciendo aquí otra vez? No puedo recordar, había algo importante... Es cierto estaba buscando a sir Meliodas.
Los humanos son muy rápidos etiquetando todo lo que no pueden entender como trabajo de dioses, demonios o monstruos, como la despreciable raza que son.
Incluso si tus palabras fueran verdad, te arrepentirás de no haber mandado al gran Galán a la tumba con el primer ataque.
Es la siesta del dios de la muerte, en un instante se apoderara del espíritu del objetivo y robara sus derechos a la vida y la muerte, justo como una siesta.
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Pronto amanecerá, debo irme de esta ciudad, y con una despedida yo parto yéndome en soledad, el joven rubio de melena desaliñada y la encantadora y hermosa mujer de cabello negro ¿cuando fue la ultima vez que sentí la calidez de otra persona? Esta noche quedara grabado por siempre en mi pecho.
Zaratras, ¿quién hubiera pensado que tú y yo volveríamos a encontrarnos de nuevo en este mundo? La vida si que está llena de sorpresas.
Es un tipo de puerta que conecta dos ubicaciones, sin embargo, para entrar se necesita el permiso de quien le puso la magia.
Tú eres esa hada de aquella vez, te recuerdo, tú nos mataste. Tú eres el hada que destruyó esta ciudad.
Tengo la impresión de que llamaban a Meliodas, el rey de los demonios, no, probablemente quiso decir que tenía la misma fuerza que el rey de los demonios.
Yo siempre estaba mirando, el hijo del rey demonio que no poseía poder de la oscuridad, un débil incapaz de matar ni siquiera a un insecto, siempre escuchando la risa del mundo a mis espaldas, los únicos que no se reían de mi eran Meliodas y tú.
Que dulce, así que esta es tu verdadera forma, tendrás la misma suerte que ese mocoso de Arthur, pero antes de eso, debo deshacer ese bombardeo de poder mágico que creaste.