Creo que no necesitas una razón para que te guste alguien, pero pienso que cuando odias a alguien, necesitas una razón para odiarla.
Los adultos solo puden ver y juzgar una pequeña porción de nuestro ser. Pero nuestras lágrimas y sonrisas son algo que nos pertenecen enteramente a nosotros.
Puede que simplemente me haya sentido feliz de tener a alguien con quien pelear por algo sin sentido.
De todas formas, algún día voy a morir. Y como voy a morir tarde o temprano, mejor termino lo que empecé.
Con poder contemplar esta hermosa sonrisa a mi lado... Me basta y me sobra para ser plenamente feliz.
¡CÁLLENSE! ¡Yo no estoy aquí para soportarlos! ¡Yo soy quien los odia! En primer lugar, tú... ¡No te ves bien con cabello castaño! Ustedes son las que hablan de amor. ¡Me dan asco! Tú no te hagas la guapa. Y ustedes dos... No se hagan los interesantes. Tú deja de aparentar estar ocupado. Y tú deja de aparentar estar enfermo. El otaku y el raro... La que aparenta ser 'importante'. Los odio a todos, odio a sus amigos. ¡Los odio! ¡Los odio! Y yo me odio más por pensar así. Preferí estar aislado. O tal vez creí que era aislado por los demás.
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¿Cómo puedo demostrar que he crecido como persona? ¿Y cómo se supone que conozca la respuesta a esa pregunta?
Por eso cambié mi forma de ser contigo y comencé a ignorarte. Para que supieras que no quería estar contigo. Para que no te acercaras.
Desbordando profundas emociones, desprendiendo algunas lágrimas. Así fue como sus vidas, el uno al lado del otro, comenzaron.