Pues el Ángel de la Muerte extendió sus alas al viento, y posó su aliento sobre la cara del enemigo al pasar, y los ojos de los durmientes se tornaron muertos y helados, y sus corazones antes latientes, ¡ya por siempre parados!

Publicada por

Esta frase le gusta a

y a 17 personas más
La frase ha podido ser editada después de que se haya enviado a moderación.

Comentarios

No hay mensajes