Su apariencia física me hacía dudar. Yo siempre me decía que la amaba por su personalidad. Pero, como era tan guapa, me hacía pensar que tal vez me gustaba simplemente por su cara. Que era como un hombre del montón enamorado de una actriz. Así que hice una prueba. Le arranqué la cara. Mis sentimientos hacia ella no cambiaron lo más mínimo. A pesar de que le faltaba la piel, yo la seguía viendo con los mismos ojos. ¡Mi amor era verdadero!
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