Entonces lo entendí. La carrera espacial no es más que otro juego en la lucha de poder entre los EUA y la URSS. Política, economía, armamento, todo son arenas para la absurda competición. Pero la tierra en sí misma no tiene fronteras ni límites. No hay ni Oriente ni Occidente, ni guerra fría. La iroía de todo es que ambos países gastan billones sólo para llegar a la misma conclusión: En el siglo 21 la humanidad se dará cuenta de que forma parte de un pequeño cuerpo celeste llamado tierra. Un mundo sin capitalismo ni comunismo. Ese es el mundo que quiero ver. Pero la realidad continúa traicionándome...
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