Tú me enseñaste... Que el cielo no tiene fin. El cielo que yo veré en América, estará conectado con el cielo que tu verás aquí. Por eso, seguramente, yo contemplare el cielo... Como la primera estrella que encontré ese día y que fuiste tú. Aunque no pueda tenerte, el valor que tienes para mí, no cambiará.
Por eso, quiero darte las gracias. Porque soy muy feliz por haberte conocido.

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